Las aguas de los ríos se han aprovechado, al igual que el viento, para moler los cereales de comarcas eminentemente cerealistas; por eso se fueron construyendo estos molinos desde la Edad Media en adelante ya que no se conocían otras fuentes motrices conocidas capaz de mover las pesadas muelas de piedra.
Estós molinos no eran meramente una industria donde se acarreaba el cereal, se molía y se volvía a casa con los sacos llenos de de harina. Los molinos eran además un lugar de reunión y de comunicación de los vecinos de Daimiel, Malagón, Villarrubia, Torralba o Carrión y allí, se discutían de métodos de cultivo, del tiempo, de los precios del mercado y de los chismes de recorrían los pueblos. Eran ademas centros de ocio y de negocios. ¿Cuantos trueques y cuantas apuestas de naipes se habrán fraguado en sus instalaciones? ¿Cuantas narraciones, leyendas y canciones habrán resonado entre sus muros?
En todas estas actividades no industriales participaban, además de la familia del molinero, las múltiples familias de los poblados de pescadores o de las cañaás que habían instaladas permanentemente el los alrededores de los molino. Por esto podemos decir que los molinos eran además de un centro industrial, un autentico centro de trasmisión de la cultura popular.
Los molinos instalados podían ser aceñas, molinos de rodezno y de regolfo,
Aceña interior_Ilustración de Juangallego
Esquema de molino de rodezno_Ilustración de Juangallego
Típico molino del Guadiana con cuatro rodeznos_Ilustración de Juangallego
Molino de regolfo de tres pozos_Ilustración de Juangallego
Podemos decir que los pozos de regolfo fueron las primeras turbinas hidráulicas que aprovechaban la rotación del agua al salir del pozo para mover las aspas y por tanto la rueda
Esquema de funcionamiento de un pozo de regolfo_Ilustración de Juangallego
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