viernes, 28 de junio de 2013

Más castillos

Ya sabeis , queridos amigos, mi debilidad por esas magnificas fortalezas, que durante toda la edad media, y debido a las luchas intestinas entre señores feudales cristianos, entre reyes árabes entre si y también entre los reyes cristianos y los príncipes árabes de Cordoba, Badajoz y Sevilla, fueron jalonando el paisaje de esta nuestra piel de toro.
La zona de Calatrava, de Toledo y de Jaén se llenaron de castillos de distinta planta y ubicaciones estratégicas, tanto  militares, como de ayuda a la repoblación.
Estas enormes construcciones, con piedras de un tamaño tan enorme que te hacen pensar en el transporte de las mismas, con unas ubicaciones en cerros pelados o en nichos rocosos  de difícil acceso, con el enorme esfuerzo humano y económico de su construcción;  nos revelan la importancia que tenían para unos y otros contendientes estas construcciones defensivas en la bélica sociedad medieval.
 Siglos después pienso: ¿Como hemos dejado que este magnífico patrimonio cultural de toda una época de nuestra historia haya llegado a tal estado de deterioro? ¿Cuantos castillos, como el de Daimiel, han desaparecido por completo para construir casas con sus piedras sillares?
Cada castillo está situado en zonas desde  donde es fácil divisar al enemigo mucho antes de que lleguen y así poder avisar a los habitantes del lugar para ofrecerles su protección. También podían divisar en la lejanía otros castillos con los que se podían comunicar por medio de hogueras y espejos, conformando líneas defensivas en las fronteras.
Los castillos que aquí os muestro pertenecen a la serie "Castillos de frontera" protegidos por el Guadiana.

Entre muros (Acuarela)
Este primer castillo, situado a orillas del Guadiana Alto, donde hoy en día hay situado un pantano que recoge las aguas sobrantes de las Lagunas de Ruidera antes de que se sumerjan en lo que llamamos Acuífero 23, es el  Castillo de Peñarroya.  Tiene una ermita intramuros a la que acuden en gran romería los habitantes de los pueblos cercanos, Ruidera y Argamasilla principalmente. Tiene todo un lateral protegido por el Guadiana y, delante de su puerta principal más vulnerable, tenía una primera muralla pequeña (hoy en día destrída) con un foso, como primera línea defensiva ante una planicie y luego una segunda muralla mas alta.  

Castillo de peñarroya( Acuarela)

Otro castillo que también estaba protegido por las aguas del Guadiana es el castillo -que está en proceso de restauración muy avanzado- que protegía la ciudad mora de Calatrava; es el conocido como el Castillo de Calatrava la Vieja.
En realidad no es sólo un castillo sino toda una ciudad que está en lo alto de una meseta y que éste está rodeada en su gran mayoría por por las aguas de la ribera del recién nacido Guadiana. Este "misterioso" río se desplaza lentamente formando tablazos de gran anchura y no mucha  profundidad, lo que dificultaba el acceso a pie y en barco a la ciudad, protegiendo el castillo la parte de acceso por tierra a esta especie de península.  A a la vez  el río proporcionaba recursos suficientes: agua  - con la que poder beber y para llenar el foso defensivo mediante un ingenioso mecanismo de noria y torres deposito- y  alimentos con la pesca de carpas y caza de anátidas.
 Parece ser que en tiempos fue la única población importante  entre Toledo y Jaén en una zona denominada "Tierra de nadie ". Esta tierra de nadie era arrasada frecuentemente por incursiones castellana y por razzias árabes.Los árabes la abandonaron  debido, según se cree, al paludismo y al perder su poder estratégico tras la batalla de las Navas de Tolosa.
Murallas del oeste de la vieja ciudad de Calatrava.



sábado, 15 de junio de 2013

Jaén es la provincia con más castillos de España




Día 9 de junio de 2013, he quedado con los amigos acuarelistas de Jaén para ir a pintar al aire libre. El lugar es un pueblecito de Jaén, cerca de despeñaperros y por tanto cercano a la zona donde tuvo lugar la batalla de las Navas de Tolosa. Al ser esta una zona de frontera en la España medieval y, al ser una atalaya desde donde se divisa en la lejanía un mar de olivos, los moros construyeron una fortaleza. En Baños de la Encina, que así se llama el pueblecito, están muy contentos de que su, casi milenario castillo, halla llamado la atención en Europa por su antigüedad y estado de conservación. El resto del pueblo, con sus cuestas y sus blasonadas casas nobiliarias, forman una estampa que encuadran al castillo y a su impresionante iglesia. Más abajo, el frescor del pantano del Rumblar, de las hoyas y de los  rincones sombríos. En lo alto el hotel, desde cuya terraza se divisa en todo su esplendor el castillo con sus quince torres y donde pudimos disfrutar, tranquilamente de una cervecita bien fresquita con su correspondiente tapa.  A lo lejos la serranías de Sierra Morena. El olor a molino de aceite, a jara y tomillo, a monte, se retuerce entre el nublado frescor que envuelve el cielo gris. 


       
Llego con un poco de antelación por que aún no me he acostumbrado a pasar este Despeñaperros de viaductos y túneles a 120 Km/h.  Mientras espero al grupo me doy una vuelta por el pueblo para distraerme.
Recorrí en poco tiempo las principales calles y cuestas. Si me crucé con diez personas en este matinal paseo de reconocimiento, diez personas que me dieron los buenos días. Así de amable es esta gente de pueblo.
 Cuando llegó el grupo procuramos colocarnos en ubicaciones cercanas para charlar de vez en cuando mientras pintamos y, así pues, y con variados temas, nos aposentamos en la plaza. Y allí, con la tranquilidad que da la mañana de domingo de un pueblecito que aún no ha sido convocado por las campanas a la misa, trazamos nuestras primeras líneas y encauzamos nuestras obras. Así de tranquila transcurrió la mañana hasta que la gran campana de la torre comenzó a voltear y a llamar a los feligreses, la plaza y los alrededores de la iglesia se llenó de pequeños grupos que se dirigían rápidamente a misa y no molestaban en absoluto. Algún curioso se acercó y, con mucho cuidado y respeto preguntaba. - ¿Es esto algún concurso de pintura? -No señor, somos un grupo de amigos que venimos a pintar su pueblo. En todos se notaba un orgullo grande por ese castillo que edificaron sus ancestros. Ha elegido usted la vista más representativa del pueblo. -Gracias, pero cualquier vista es preciosa. El chorrito de la fuente con su contínua canción nos acompañó durante toda la mañana. Un poco antes de las dos de la tarde vi como mis compañeros recogían bártulos y yo  tuve que hacer lo propio a mi pesar porque tenía la obra a medias. ¡Hala! ¡A comer!







Nos trasladamos al hotel, donde nos esperaba Antonio (Tito Livio) y lo primero e inexcusable para todos, después de aguantar toda la mañana escuchando el chorrito de la fuente de la plaza, fue la visita a los servicios.
 Las vistas desde la terraza eran espectaculares en todas las direcciones y dentro, en el comedor también y allí nos contamos nuestras experiencias técnicas e intenciones artísticas  con las obras que habíamos hecho -en mi caso, medio hecho- y nos dispusimos a comer.
Buena comida de caza, buen vino y buena conversación hizo detenerse el tiempo.
Llegó pues el momento de la despedida :
Hasta pronto Teresa y José Antonio, Chonci y Antonio, Francisco, Valdivia y Julián.