Estando en estos menesteres, dentro de la casa de Paco (nuestro guia) llegó el grueso de la tropa de hispacuarela-en el buen sentido de la palabra- y por fin nos pudimos conocer y, este conocimiento fue asentandose entre tapas de queso manchego curado, lonchas de jamón cortadas una a una por voluntarios, paté de perdiz , chorizos y lomo , regandolo con vinos variados, desde un manzanilla a un vino de Castilla la Vieja. Así pues, fuimos conociendo a Pilar, a Dolors, a Itu, a Carmelo (que resulta que está trabajando en mi pueblo-Daimiel), a José Luis, a Javier etc.
Pronto se amimó la conversación hasta que llegó la hora del descanso ya casi a la una de la noche y cada uno se fue a sus aposentos soñando en los paisajes que nos encontraríamos al día siguiente. Yo particularmente dormí fatal pensando en lo que haría y como lo haría. La extrañeza del lecho también influyó.
Con esto concluye la Crónica del primer día de nuestra visita a los montes de Cazorla.
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