miércoles, 15 de mayo de 2019

Cuando la imaginación vuela.

No siempre se le pueden poner puertas a la imaginación, a veces esa imaginación desborda esas puertas y se cuela por entre los goznes, por la cerradura, por las grietas o a ras de suelo. Unas veces la imagen nos llega más o menos terminada a nuestra cabeza y nosotros intentamos reproducirla, y otras veces simplemente se va generando mientras se va elaborando la obra, y una mancha llama a otra y una gama de color se le precipita encima hasta que al final  surge la acuarela buscada. Entonces, y haciendo un símil con los albañiles, plantamos la bandera al terminar la casa, en nuestro caso la obra artística.
Plantando la bandera.

En esta acuarela que aparece debajo, surgió en una de las reuniones semanales que los acuarelistas de la Agrupación de Acuarelistas de Daimiel mantenemos.
Fue un reto, no tenía tema en la cabeza para pintar y dejé que mandara el gesto. Tracé unas pinceladas circulares y le pedí a una compañera que me hiciera algunos trazos más con el pincel sobre el papel casi en blanco.
Una vez, con el papel manchado, intenté ir creando sobre la marcha formas, líneas y colorido y, tras mucho bregar, me saliò lo que ves, y a mí me pareció una puerta entre dos dimensiones distintas en el continuo espacio tiempo.
Puerta interdimensional

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