viernes, 23 de noviembre de 2007
DESPEDIDA EN ÚBEDA
lunes, 12 de noviembre de 2007
EL MORO QUE VENDÍA VADILES
-Por que no coges una alfombra o algo y a ver si lo vendes.
No encontramos ninguna alfombra, pero vi por allí un badil con el mango dorado y se lo di, entonces dijo:
-Esto lo vendo yo.
Y empezó mesa por mesa con la letanía de "paisa, paisa... barato,barato" y de esta guisa nos alegró a todos la sobremesa.

Tras esta amena sobremesa y con ganas todabia de hacernos otra acuarela, volvimos para Arroyo Frio y nos paramos en un lugar que la tarde anterior tanto José como yo le habíamos echado el ojo . Era un rincón, debajo de un puente, donde el rio Guadalquivir era sólamente una reguera de agua que bajaba entre las piedras y se detenía un momento en un pequeño remanso que había antes de llegar al puente. Allí el agua creaba unos reflejos preciosos que contrastaban con una ladera amarilloverdosa y unos arboles entre grisaceos y violetas.
En esa zona habían unas ondulaciones del agua que caía de las piedras y de una pequeña fuente situada debajo del puente y a nuestra derecha. Todos quedaron prendados de ese maravilloso rincón ,y ahí instalamos los caballetes, o simplemente nos sentamos en un muro que había y... a pintar.
Hacía humedad y un poco fresco y al final se hizo notar.
José Antonio estaba emperrado en llevarnos a otro sitio en el que no tendríamos que luchar ni contra la humedad, ni contra el frío ni contra la falta de luz que nos obligó a ir deprisa hasta quedarnos casi a oscuras y seguramente tan bonito como en el que estábamos, pero era imposible hacernos razonar.
Digo pues que estabamos como se nos ve en la foto pintando con toda la rapidez del mundo y felices.
¿Saben quien fue el primero en terminar , y bien?
Si señor, fue de nuevo José, y... ¿saben quien de nuevo aguantó hasta quedarse sin luz y no consiguió terminarla?
-Pues yó.
Pero la dejé casi cuajada y con un poco de foto y el recuerdo del frescor del lugar logré crear esta acuarela de la que no estoy demasiado orgulloso, por que creo que tantos detalles he querido meter que al final el espectador se pierde entre ellos. La coloqué en el cajon desastre y a mis compañeros les gustaba la acuarela, por lo que tuve que retirarla de dicho cajón de los desastres y ponerla de nuevo en circulación.
Cuando terminamos de recoger ya era casi de noche y tras dejar algunos artiligios en el apartamento, nos reunimos de nuevo en la tertulia como era habitual para comentar lo realizado y lo que surgiera y comernos el jamoncillo, el paté y el queso correspondiente. Y allí se nos hizo de nuevo las 12 y mediá de la noche y nos marchamos por que al día siguiente debíamos irnos para Ubeda y luego a casa.
viernes, 9 de noviembre de 2007
EL CASTILLO DE IRUELA
Yo soy de tierra llana y esas velocidades por el puerto con un barranco continuo a la derecha me impone por lo que me lo tomo con tranquilidad. Somos los últimos . José me dice:

- ¿ No vamos muy rápido verdad?
-No, a treinta y cinco.
-Efectivamente, me responde el muy guasón, treinta y cinco son los coches que llevamos detrás.
Miro por el retrovisor y, efectivamente, una fila de al menos veinte coches iban detrás de nosotros sin poder adelantarnos. Por fin llegamos a Iruela y allí estaba el resto de la cuadrilla. Parados sin saber si subir el coche al pueblo. Nosotros preguntamos como se subía y alli fuimos , está vez los primeros. El pueblecito, una maravilla, las cuestas , en primera hasta la misma plaza del pueblo.
¡¡Al castillo. Allí no se podía ir con coche, había calles con escaleras o con empinadas ramplas y esquinas estrechas . Imposible,
Todos con los bártulos al hombro camino del castillo. Y allí, sobre una imnensa roca, con el abismo a sus pies, se alza majestuosa, imponente, la torre del Castillo de Iruela.
Como un movimiento reflejo a todos se nos abren los ojos de par en par para obsrvar todos sus detalles, pero casi al instante se nos entrecierran para ver las masas de luces y sombras que se originan con el explendido dia que tenemos hoy.
Yo busco a José con la mirada, pues en su carrito de compra es donde transportamos todos los materiales y sin ellos no puedo comenzar. No aparece... mientras tanto busco ubicación para comenzar a pintar y voy con la cámara tomando algunas instantáneas por los alrededores . Por fin vemos bajar por una zona casi inaccesible al todoterreno de Paco, nuestro guia, con José Pulido al lado.
Respiro tranquilo.
Nos colocamos en una escalera, con la gente serpenteando entre nosotros.
Aguantamos las molestias porque era la mejor vista.
Y alli, yo de nuevo, el más lento.
Todos en animada conversación, con continuas bromas y comentarios jocosos, y con algúna que otra picia que hizo a uno que no estaba muy contento con lo que hacía rompiera en veinte o treinta pedazos la acuarela. Se recuperó pronto, haciendo otra.

Yo hice una casi clásica y a José le gustó y dijo.
- Esta pa mi - y se la quedó.
Yo encantado de que le hubiera gustado tanto como para quedarsela.
Comenzaron a bajar los que pintaron en el castillo y fuimos a un bar a orinar, por que yo particularmente estaba cocido, y por lo que vi, Pepe también. Nos tomamos una cerveza fresquita, y luego, vimos a un grupito de compañeros que mantenián una animada tertulia en unos veladores, y alli que nos fuimos a participar de la misma.
Nuestros y nuestras conyuges, ya habían acabado de visitar una cooperativa de aceite y algunas venían cargadas con garrafas del dorado líquido.
Se termió la tertulia y... en ese mismo pueblo, en Iruela, en el hotel , acontecieron los famosos hechos del morisco que vendía badiles.
Pero esa ya es otra historia que se contará díos mediante en póximos días.
. A la izda, pintando el castillo desde la escalera.
. A la drcha estoy en plena faena.
lunes, 5 de noviembre de 2007
PRIMERA SALIDA - El naciminento de un río

No me costó mucho hacer un pequeño dibujo a lapiz para empezar la acuarela y entonces me cayó una pequeña gota de agua en el papel. El día estaba gris, no había grandes contrastes de luz pero si una sinfonía enorme de verdes agrisados y pardos que hacían una delicia el paisaje para la acuarela. La humedad del ambiente la iba absorviendo el papel haciendonos pintar en estilo húmedo casi sin proponernoslo. Cuando por fin me pongo a manchar el cuadro y creo que voy componiendo la acuarela oigo a mi lado: Parece que va a llover.
Yo automáticamente acelero todo lo que puedo y sé pero, a los diez minutos, veo que mi amigo José Pulido dice con toda tranquilidad "Ya está, ya he terminado". Me voy para el y, realmente había terminado una bonita acuarela del canal y las rocas de la derecha . Pero mirando alrededor vi que casi todos habían casi terminado. Habia pasado mas de una hora y media desde que empezamos y yo con todo ese lio de verdes estaba en menos de la mitad. Se hacía tarde pues habíamos quedado en ir a recoger al resto de la gente y marchar a comer, así que hice unas fotos y pensé en terminarlo luego cuando pudiera.
Después nos marchamos todos y fuímos recogiendo a los que encontramos por el camino. Y en esa tesitura estabamos cuando a Pilar después de felicitarla por su onomástica, me dá a elegir entre tres acuarelitas que llevaba sobre unos palomares castellanos. Lógicamente yo elegí una que a mí me gustó.
- ¿¿¿JUUAAN???
Me vuelvo y... veooo a mis compañeras de colegio Teresa, Gema y Asun pegando saltos y llamándome a grito pelado.
¡¡Que casualidad!! ¡¡Es que no podemos ni perdernos de vista!!
A ellas támbién se les había ocurrido, como a otras cien mil personas más, ir a Cazorla a pasar el puente.
Despues de despedirnos , no fuimos a comer a un mesón y a probar las cosas ricas que por allí hacen, llegamos a ponernos a la mesa por lo menos treinta personas. Fue una comida sabrosa amenizada contínuamente con la charla de los compañeros , al final nos hicimos esta foto. Yo soy el que está apoyado sobre la columna derecha.
Por la tarde , después de una buena sobremesa, fuímos con José Antonio (Anfitrión) a ver una especie de quebrada en cuyo fondo se veía un arroyuelo que era el Guadalquivir. Así pues la tarde la aprovechamos e eso y en ver como ciertos animales salvaje bajan a los bares o a los hoteles donde les dejan un poco de sobras de comida. Vimos Ciervos , un zorro y jabaies en su ambiente natural.
Y así pues a pensar en el próximo día que iríamos a un pueblecito que se llama Iruela.