Desde finales de octubre he pasado un periodo de sequía artística producida por un virus muy peligroso que se llama " tengo mucho trabajo" pero ya, por imperativos de ese mismo trabajo, debo empezar a producir aunque sea poco a poco, ya iré cogiendo velocidad a medida que me vaya engrasando.
Ya estamos en Navidad y mi hijo está haciendo la página web de la empresa. Mientras yo estoy intentando crear un catálogo de los productos de la empresa.
¡ Ah ! ¿Pero no os lo he contado?
Vereis, entre mis hijos y yo llevamos una pequeña empresa familiar en la que nos dedicamos entre otras cosas a reproducir acuarelas nuestras o de otros artistas con los que mantenemos contactos, para posterior venta en ciertos locales generalmente de enmarcado o turisticos. Entonces, lógicamente, tengo que crear la materia prima, "las acuarelas ", aunque también tocamos otras técnicas.
Ahora estamos deficitariós en temas de las Tablas de Daimiel y tengo que hacer acuarelas de ese tema.
Se me han pasado los frios escarchados de hace una semana y me hubiera gustado pintar las Tablas heladas.
Que se note la belleza de una escarcha blanca en las ramas de un taray, destacando en su blancura con un fondo grisaceo neblinoso. Tendré que esperar y, que esta vez la pereza no me coma la posibilidad de hacerlo. Quiero crear un ambiente de frialdad húmeda, y la soledad de un paisaje de esas características a las ocho de la mañana, o quizás sólo una silueta oscura, con una pelliza también oscura, que se refleje en el agua helada hurgando con una pértiga en la zona de la orilla. Ahora lo tengo en la cabeza pero me faltan datos gráficos más precisos para poder hacerlo. Tendré que esperar a que hiele y levantarme temprano para hacer una serie fotográfica y comenzar.
Mientras tanto hoy, día 22 de diciembre, me he acercado a Las Tablas con otra intención pictorica: buscar un escenario que pintar de una zona donde se note el dramatismo de la sequía a la que está sometida el Parque Nacional a causa de la voracidad depredadora de los regadíos y de la agricultura intensiva.
Así que he cogido la furgoneta y me he ido por un camino que bordea a Las Tablas por la zona norte, y despues, ya andando, he recorrido un kilometro más hasta meterme en un lugar donde el carrizo se ha comido toda la otra vegetación (eneas, juncos, masiega... ) . He andado con mucho cuidado de no perderme, dejando señales, hasta llegar a un lugar solitario como una enorme plazoleta rodeada por todas partes de carrizos de mas de 2 metros de altura, con sus penachos blancos moviendose al viento. Entonces ahí encontré un rinconcito donde el sol de invierno produce unas sombras alargadas y donde los carrizos se entrecruzan formando un juego muy hermoso de luces y sombras. De fondo macizos de carrizo. El suelo amarillento pajizo y la luz rasante . También me he llevado a mi hijo luis que es el que me sirve de figura para hacer estampas.
Ahora voy a colgar esto y acto seguido pondré fotos que hice y, en cuanto pueda, la acuarela.